Ya estamos otra vez a lunes, pasadas las fiestas navideñas, aunque la temática de esta entrada aún va relacionada con éstas.
Este año, decidí que el roscón para el día de Reyes lo iba a
hacer yo.
Es un proceso que requiere tiempo y paciencia, empecé el
proceso el día anterior, para hornearlo el mismo día que íbamos a comerlo. El
día 05 por la tarde empecé a preparar la masa y amasar, dejándola reposar hasta
el día 06 por la mañana.
El siguiente paso era darle forma de roscones y dejarlos
reposar un par de horas más.
Una vez pasado el tiempo de reposo los decoré, como no me
entusiasman las frutas que se ponen normalmente en los roscones, opté por una
decoración mucho más simple: cerezas confitadas rojas y verdes, y azúcar.
El papel de horno que podéis ver en el centro es para que el
roscón no pierda la forma, ha sido un recurso improvisado ya que no tenía un
aro metálico…
Después del tiempo de horno necesario, la pinta y el olor
una vez sacados del horno era muy buena, pero para mejorarla los he hecho los
dos rellenos.
Uno de nata:
Y el otro con trufa:
La experiencia ha sido muy buena ya que el roscón nos ha
gustado a todos, así que el año que viene podemos repetir con toda tranquilidad.
Y por hoy nada más, espero que los Reyes Magos os hayan
traído a todos muchos regalos.
Un abrazo.
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